Conozcamos Nuestros Pueblos: Lucainena de las Torres

Ayer sábado, día 12 de Noviembre, la Casa de Melilla en Almería retomó su actividad “Conozcamos Nuestros Pueblos”, actividad que le está llevando a conocer todos los pueblos de la provincia almeriense, viajando a la población de Lucainena de las Torres, población situada en Sierra Alhamilla, a 500 metros sobre el nivel del mar, limitando con el parque natural de Cabo de Gata, a unos 53 kilómetros de la capital andaluza. Esta población tuvo, a principios del siglo XX una gran actividad minera, llegando a tener, incluso, un hospital.

Para ello, en una magnífica mañana, casi veraniega, el autobús con los melillenses a bordo, partió del Zapillo a las 8,30 de la mañana. Casi una hora después, primera parada, allí en el Desierto de Tabernas para dar cuenta de un buen desayuno; finalizado el mismo de nuevo al autobús para, después de unos quince minutos llegar al destino, Lucainena de las Torres.

Allí, en la citada población esperaba al autobús, subiéndose al mismo, el encargado de turismo, don Diego Barón, quien ya acompañó a la expedición durante toda la jornada.

Desde ahí el autobús enfiló un par de kilómetros la carretera local de Turrillas. Recorridos esos dos kilómetros, los viajeros bajaron del autobús, para, ya andando, acercarse a los hornos de calcinación de las antiguas minas de esta población, Lucainena en los finales del siglo XIX y principios del XX, Lucainena fue una muy importante población minera. En la explanada que da acceso a estos hornos, el guía Diego Barón, explicó la importancia de estas minas y cómo se bajaba el mineral de hierro de las altas minas hasta el llano donde estaba situada la estación de ferrocarril que, a través de 35 kilómetros de vías, trasladaba este mineral de hierro hasta el embarcadero de Aguaamarga.

De los ocho hornos originales hay uno totalmente rehabilitado por el Ayuntamiento y al que los expedicionarios entraron y subieron a la parte alta.

Desde aquí y a través de un sendero la expedición se dirigió de nuevo a la población para visitar en primer lugar, su Iglesia Parroquial, dedicada a la Virgen de Monte Sión, una de las dos de España dedicadas a esta Virgen. y que, además, cuenta con una reliquia de San Sebastián, co-patrón del pueblo.

Finalizada la visita a la Iglesia, se visitó el cercano Mirador del Poyo de la Cruz, desde que se divisa el valle de Lucainena y donde el guía les siguió explicando todo lo que desde él se ve, como la Torre del Molinillo.

Desde aquí ya se dirigieron a la Casa Consistorial donde fueron recibidos por su Alcalde, don Juan Herrera, quien además de dar la bienvenida a su pueblo, indicó que conoce Melilla ya que la ha visitado en varias ocasiones.

En el Ayuntamiento observamos que en el Salón de Plenos hay dos cuadros de los entonces Príncipes de España, realizados por una melillense, socia de la Casa de Melilla y participante en la expedición, Manuela González.

El primer Edil, entregó a Lola Ruiz, la Presidenta de la Casa una artística placa conmemorativa de la visita y abogó, porque ésta no sea la última visita de la Casa la población, deseando que haya continuación en las mismas. Lola, a su vez, dio la réplica, agradeciendo la gran acogida que el Ayuntamiento había dispensado a los viajeros y entregando a la primera autoridad de la población un ejemplar del magnífico libro “Melilla Viva”. También entregó, el Ayuntamiento, a cada viajero un ejemplar del libro “Lucainena de las Torres – Flores sobre Blanco”, libro que cuenta la historia del municipio y su gastronomía.

Finalizada la visita al Ayuntamiento y despedidos por el propio alcalde, el grupo se dirigió, siempre acompañado por el encargado de Turismo, a la Vía Verde del municipio (lugar por donde discurría el tren minero hacía Aguaamarga). En el Centro de Interpretación de esta Vía, el grupo de melillenses se informó de cómo discurre todo el recorrido por esta vía, que pisaron durante un par de kilómetros. Desde allí, ya se dirigieron hasta el restaurante El Museo, de esta localidad, donde dieron buena cuenta de la comida preparada para ellos. Allí degustaron queso, jamón, croquetas, ensalada, solomillo y bacalao, regado con buena y fría cerveza andaluza y buen vino almeriense, de la localidad de Lúcar.

Acabada esta opípara comida, de nuevo al autobús para hacer el recorrido inverso al realizado por lo mañana, llegando al punto de origen, el Zapillo almeriense sobre las siete de la tarde, dando así, por finalizada una nueva edición de esta gran y turística actividad de la Casa de Melilla en Almería, la embajada melillense en la ciudad andaluza “Conozcamos Nuestros Pueblos”.

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